«Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos». El dramaturgo irlandés Oscar Wilde, autor de la cita, no es el único que se muestra escéptico ante las relaciones de pareja largas. “Si entendemos por enamoramiento y pasión el pálpito veloz cuando ves a tu pareja o el hormigueo en el estómago, entonces lo normal es que dure días o semanas como mucho», asegura el mediador de familia Ignacio Tornel a EL PAÍS.
Tener una vida sexual plena y satisfactoria con una misma pareja tras varios años de vida en común suele convertirse en algo de lo que muy pocos pueden alardear con sinceridad. El desgaste de la convivencia, los hijos, el estrés laboral y el cúmulo de obligaciones acaban rebajando al sexo de la lista de prioridades. «Mantener viva la llama en una relación de pareja larga es posible, pero hay que trabajarla. Para no dejarse llevar por la monotonía es fundamental ver la vida con ojos eróticos, erotizar acciones cotidianas y dejar que el deseo fluya», afirma la sexóloga Ruth González Ousset.
Cada vez es más común dar con parejas de larga duración que acuden a terapia para reanimar su vida sexual. «Lo primero que hay que hacer es salirse de los conceptos tradicionales del sexo. Mantener una relación abierta o recurrir al intercambio de parejas es un buen método para sanear las relaciones sexuales, pero no el único. A veces es suficiente con cosas sencillas, como hablar abiertamente de las fantasías más íntimas con la pareja, consumir pornografía juntos o introducir juguetería erótica», explica la sexóloga.
«Tenemos un pacto y nunca nos contamos cuándo o con quién nos acostamos. Una vez le pillé en nuestra cama con otra mujer, así que hemos prohibido llevarnos los amantes a casa»
Existen casos en los que a la pareja le basta con plantear en terapia la posibilidad de tener una relación abierta para erotizar su vida sexual, sin llegar a ponerlo en práctica. «La fantasía es el principal alimento de la vida sexual. Sin ella el buen sexo es imposible», explica Ousset.
La especialista defiende que la monogamia no es el único modelo de relación que existe. Famosos como Scarlett Johansson o Emma Thomson son de la misma opinión. «No creo que la monogamia sea algo natural. Mantenerla da mucho trabajo y el hecho de que cueste tanto demuestra que no es algo natural”, afirmó hace unos meses Scarlett Johansson a la revista Playboy. Las declaraciones que Thomson ofreció al diario The Telegraph en 2013 apoyan esta visión: “Creo que la monogamia es una condición extraña, sobre todo para las mujeres. Estamos encerrados en ciertos ideales románticos que han limitado nuestra forma de ver las relaciones. Y, en ocasiones, me pregunto si hay o no alternativas y si nuestra furia y rabia y recelo y horror en relación a la infidelidad son o no realistas«.
Seis parejas españolas se atreven a compartir su experiencia. Ellos han encontrado diferentes formas de reanimar su vida sexual después de muchos años de relación…
– «Los dos nos queremos con locura y nos respetamos mucho, pero aceptamos que puede existir el sexo mas allá del amor», Laura (34 años, filóloga, un hijo).
«Mi marido y yo tenemos una relación abierta. Cuando empezamos a salir, cada uno vivíamos en lugares diferentes y viajábamos mucho, así que nos veíamos con otras personas. Cuando nos casamos y empezamos a vivir juntos, decidimos seguir con este modelo de relación. Los dos nos queremos con locura y nos respetamos mucho, pero aceptamos que puede existir el sexo más allá del amor, y de alguna manera nos ayuda a reafirmarnos en nuestra relación. Tenemos un pacto y nunca nos contamos cuándo o con quién nos acostamos. Una vez le pillé en nuestra cama con otra mujer, así que hemos prohibido llevarnos los amantes a casa (aunque a mí nunca se me ha ocurrido).
En mi caso, aunque me he acostado con otros hombres, todavía no he conocido a nadie que me haya hecho plantearme dejarle, y el tener sexo con otras personas mantiene nuestra vida sexual en constante evolución. El reto más duro ha sido el nacimiento de nuestra hija, ya que ahora sentimos que hay una persona que depende de nosotros, y no sabemos cómo se lo tomará el día que sea suficientemente adulta para entenderlo».
– «Una vez al mes salimos a cenar como si no nos conociésemos de nada», Carmen (43 años, ama de casa, tres hijos).
«Con tres hijos la verdad es que a veces es complicado tener algo de intimidad. Pero una vez al mes solemos salir a cenar como si no nos conociésemos de nada. Es una cita a ciegas en toda regla. Después de la cena vienen las copas, salimos a bailar y luego nos vamos a pasar la noche a un hotel… A la mañana siguiente volvemos a casa como si no hubiese pasado nada».
– «Ver vídeos porno juntos nos ayudó a reavivar la llama después de unos años en los que casi habíamos abandonado el sexo», Alfredo (48 años, profesor, dos hijos).
«Mi mujer y yo llevamos 18 años juntos. Cuando empezamos la relación era muy pasional, pero con el paso de los años nos relajamos. Antes de tener hijos, esta relajación era agradable y no nos suponía un problema. Teníamos menos sexo, pero era muy satisfactorio. Sin embargo, llegó un momento en que nuestra vida sexual se volvió rutinaria y terminó pareciendo casi una obligación.
«Desde que lo hacemos, el sexo ha mejorado notablemente y ha pasado de ser algo monótono a convertirse en una aventura. Nunca pensé que algo tan sencillo podría ser tan beneficioso»
Decidimos ir a terapia y allí nos propusieron consumir pornografía en pareja para aumentar la libido. Empezamos a ver vídeos eróticos con regularidad, siempre juntos, y esto nos ayudó a reavivar la llama. La calidad de nuestros encuentros sexuales mejoró enseguida. Desde entonces mantenemos esta rutina y nos reservamos un rato todas las semanas para nuestro momento porno».
– «Mi mujer me dijo que aún éramos muy jóvenes para renunciar a una vida sexual plena. Teníamos que hacer algo, así que decidimos empezar a grabar en vídeo nuestros encuentros», Luis (50 años, empresario, un hijo).
«Levo 14 años con la misma pareja. A partir de los cinco años de relación empezó el declive de nuestros encuentros sexuales. Al principio pensaba que era ley de vida, algo normal que le acaba ocurriendo a todas las parejas que llevan mucho tiempo saliendo. Asumí que no había nada que hacer y no me planteé pedir ayuda ni hablarlo con nadie. Fue mi mujer la que un día me dijo que no podíamos seguir así, que éramos muy jóvenes para renunciar a una vida sexual plena.
Así que, además de ir a tiendas de juguetería erótica y hablar abiertamente de qué cosas nuevas nos gustaría probar, decidimos empezar a grabar en vídeo nuestros encuentros sexuales. Vernos como si fuésemos actores porno nos excitaba mucho y nos animó a innovar y a dejarnos llevar. Desde que lo hacemos, el sexo ha mejorado notablemente y ha pasado de ser algo monótono a convertirse en una aventura. Nunca pensé que algo tan sencillo podría ser tan beneficioso. No solo tenemos mejor sexo sino que siento que como pareja somos aún más fuertes de lo que lo éramos antes».
– «Tener sexo sabiendo que ya no éramos pareja intensificó la calidad de nuestras relaciones. Nos excitaba compartir esos momentos íntimos sin debernos ninguna lealtad», Rebeca (34 años, odontóloga, sin hijos)
«Empecé a salir con mi exnovio con 21 años y estuvimos 10 años juntos. Nos queríamos y nos compenetrábamos muy bien, pero hace tres años decidimos dejarlo porque a los dos nos agobiaba no volver a estar con otras personas siendo tan jóvenes. Al principio lo pasamos muy mal. Fue traumático porque estábamos bien y nos gustaba pasar tiempo juntos. Seguía habiendo sentimientos y mucha atracción entre nosotros, así que durante mucho tiempo continuamos teniendo relaciones sexuales.
Siempre nos había ido bien en el terreno sexual, pero acostarnos sabiendo que ya no éramos pareja intensificó la calidad de nuestras relaciones. Nos excitaba compartir esos momentos íntimos sin debernos ninguna lealtad. Ser conscientes de que cada uno llevábamos una vida independiente y manteníamos relaciones con otras personas aumentó nuestro deseo.
Durante casi dos años tuvimos sexo con más frecuencia y más calidad del que habíamos tenido en 10 años de relación. Actualmente, cada uno tenemos nuestra pareja y, aunque seguimos viéndonos como amigos, ya no mantenemos relaciones».
– «Ninguno creía en la monogamia impuesta y optamos por llevar una relación abierta con una serie de normas que se han ido puliendo con los años», Inés (37 años, sin hijos).
«Llevo casi cinco años con mi novio y desde el principio hemos tenido una relación abierta. Empezamos casi como cualquier pareja sin dejar de ver a otras personas. Un día él me presentó a unos amigos como su novia y hablamos de cómo queríamos llevar la relación. Ninguno creía en la monogamia impuesta y convinimos tener una relación abierta con una serie de normas que se han ido puliendo con los años. Al principio solo era no mentir y evitar tener encuentros con gente cercana y conocida por los dos. Pero con el tiempo en este tipo de relaciones surgen celos que no tienen por qué venir de acostarse con otra persona. Es más en el terreno emocional, y es necesario que las normas evolucionen y que no se rompan nunca porque la confianza es lo más importante. Sin ella es imposible que funcione nada.
Mantener este tipo de relación nos ha ayudado porque el vínculo que hemos creado es mucho más intenso. Cuando estamos juntos sabemos que es porque es con quien más nos apetece estar en ese momento y no porque nos obliga ninguna convención social. Eso es un aniquilador de la rutina tremendo y te hace sentir mucho más valorado y pleno».
Fuente: El País
http://elpais.com/elpais/2017/03/27/icon/1490634217_500183.html#comentarios
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